Desición
Ahí estaba. Frente a él, en la misma vereda, a menos de un metro. El hombre que lo había humillado. El hombre que le había dado una paliza, aunque llevándose los suyo también. Esta vez era diferente, no había árbitros, campanas, ni nada que lo detuviera en su idea de partirle la cara al otro. La calle sería el cuadrilátero. Instintivamente se puso tenso y en guardia. Por su parte, el otro pensaba exactamente lo mismo. Esta vez iba a darle una paliza aún más grande. Tanto que iban a tener que reconstruirle todo el rostro. Si, esta vez iba a ganar cómodo, sin una campana que salve al pobre diablo. Instintivamente se puso tenso y en guardia. Pero antes de que alguno de los dos diera el primer golpe, un hombre joven salió solo Dios sabe de dónde y les apuntó con un arma al mismo tiempo que les pedía que entreguen todo el dinero. Totalmente sorprendidos, los dos hombres se miraron a los ojos unos segundo y luego, sin decir palabra, uno se lanzó hacia delante como un rayo y sujetó la