Rumores
Ella estaba ahí, caminando silente frente a todas las personas que alguna vez la habían ignorado, las que ni su nombre sabían pero que habían creído tan fácilmente el rumor esparcido un pequeño grupo de idiotas populares. Sí, todos habían creído el maldito rumor de que ella era una… una trepadora, una “chica que conseguía lo que quería seduciendo a todos los hombres que fuera necesario.” ¿Cómo era posible que todos creyeran tan fácilmente esa absurda mentira? Y todo porque él la había elegido a ella y no a la líder del grupito popular. Pero, justamente por ser populares tenían el terrible poder de convencer a los demás de creer cualquier cosa que ellas dijeran. En menos de un día todos los estudiantes de la carrera conocían “la otra cara” de ella. Él, por su parte, se había mostrado indignado por el hecho, pero antes de eso su rostro expresó por un momento, por un segundo eterno, que realmente creía lo que le habían contado de ella. La duda había aparecido en su mirada acuchillan