La búsqueda

Tuvo la noche una sed antigua. Porque en esa ciudad, una de las tantas metrópolis llena de ciudadanos comunes que van de lado a otro apurados sin verse siquiera la cara, allí había un habitante diferente a todos. Se llamaba Demian, le gustaba caminar durante el día pero era en la noche donde se sentía libra, fundiéndose con la oscuridad. Aunque tenía el cabello de color blanco, y aunque su apariencia no superaba los treinta y cinco de edad pero en realidad tenía doscientos años... porque Demian era un vampiro. Cómo correspondía, sus sentidos físicos, fuerza y velocidades superiores a los humanos, pero no era eso lo que lo separaba de otros vampiros. Tenía dos rasgos que lo ayudaban en su búsqueda. El primero era su decisión totalmente personal e irreversible de alimentarse exclusivamente de sangre que provenga de criminales sin posibilidad de redención o de una persona moribunda. Solo de esas víctimas y ninguna otra. El segundo rasgo que lo caracterizaba era un poder ext...