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Felicidades a todos!!!

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Muchas felicidades en estas fiestas para todos mis amigos, quizá no los conozca personalmente pero ya son parte de mi vida. Para todos ustedes mis relatos y mis mejores deseos para estás fiestas de Navidad y Fin de año. Un gran abrazo desde mi corazón al tuyo. Besos :)

Corazón de fuego

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El muchacho caminaba velozmente hacia la esquina, con la intención de cruzar la calle mientras el semáforo estaba en rojo. Casi llegaba, un paso, dos más y listo. Pero a mitad del segundo paso alcanzó a notar que algo iba hacia él. Sintió un golpe y se encontró despatarrado en el piso, con el sonido una voz masculina que le pedía disculpas. El hombre que había tropezado con él le tendió, a modo de disculpa un pequeño pergamino. El joven lo tomo sin pensarlo y ya estaba por preguntarle al hombre qué significaba eso, cuando se dio cuenta de que el hombre ya se alejaba con paso ligero. El muchacho, llamado  Gabriel, observó el pergamino.  Contenía sólo una frase: “La sabiduría es una luz que se intensifica sólo cuando el portador la necesita.” Gabriel se quedó observando el papel unos instantes y luego se los guardó en el bolsillo. Continuó  caminando hacia su casa cuando escuchó a dos mujeres que discutían. -No sé de dónde sacaste vos que él te quiere y sin embargo nunca dijo nada que

Canto

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Ese canto misterioso, que por momento parecía una tos melodiosa,  atrajo tanto al cazador que olvidó que perseguía un coatí para venderlo a un zoológico. La música parecía resonar sólo para él y la dulce voz lo guió hasta un claro, un mini espacio, cubierto de pequeñas florcitas blancas, junto al río Paraná. En ese ambiente selvático, que creía conocer como nadie, ese claro era un hermoso misterio, pues nunca lo había visto. Mucho menos había visto a la extraña mujer que allí estaba. Sus ojos eran marrones como dos trozos de cristal de roca, enmarcados por una antorcha incandescente y enérgica. Al ver al cazador se puso de pie y lo miró, lo miró, casi sin parpadear. No había miedo ni sorpresa en su semblante, sólo una contagiosa sensación de tranquilidad. El cazador bajó el winchester y se quitó el sombrero. La misteriosa mujer continuó observándolo en silencio. -Ejem, el cazador se aclaró la garganta, perdón, ¿usted estaba cantando? Escuché música… o eso creo, capaz que el calor me

Distancia

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Yo en Saturno y tú en la Tierra. Así de lejos estamos. Millones de años luz nos separan. Y sin embargo, todo me recuerda a ti. Miro la Tierra con la misma alegría y profunda melancolía con que tu miras la luna cada noche. El enorme tamaño de mi planeta me hace sentir perdido  y terriblemente solo, como estaba antes de conocerte. Los anillos que tanto admiran todos a mí me parecen montones de roca girando y girando, pero sé que a primera vista son un espectáculo de belleza. De la misma forma yo me deslumbré con tu belleza antes de ver que eras mucho más fuerte, constante y hermosa vista de cerca. El aire es irrespirable y sólo el oxígeno me salva de morir. Es igual contigo: tu sola visión es mi escape de la muerte, mi salvación de una lenta y ahogada agonía. A pesar de estar aquí, rodeado de miles de estrellas y planetas, me siento minúsculo, invisible, hasta que recuerdo que en algún lugar El Principito está riendo, y su risa, al escucharla, se transforma en la tuya, y miro el espaci

Hielo y brasas

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Los dos luceros no brillaban con la alegría de siempre, se habían vuelto trozos de hielo, consumidos por la desconfianza. Un puñal de acero no habría causado en ella peor herida que esa hecha por él, una herida cruelmente certera e irreversible. Sucedió esa noche. Se suponía que debía ser una velada de luces de amor danzantes, pero se transformó en una gran cascada de tinta, manchando de dolor y puñales el alma de ella. Todo por esa extraña mariposa incandescente que acabó revelando su naturaleza de viuda negra. Ella la había visto, una sombra revoloteando en torno a él, que parecía no darse cuenta de esa presencia ineludible. Un baile interrumpido para que él buscara dos bebidas. Un hilo dañino del destino quiso que sus dos estrellas azules se cruzaran con las dos brasas de la mariposa. El magnetismo fue invencible y él cambió la danza de la luz por el revoloteo negro de la mariposa, que a él le parecía lo más excelso del mundo.  Mientras tanto, ella, cansada de esperar el retorno,

Caliel

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Un amuleto en el cuello de un príncipe podía ser considerado por muchos como una frivolidad, un mero adorno de la realeza. Pero para el príncipe Germán [1] , ese amuleto en forma de media luna era lo utilizaba para comunicarse con su protector y consejero, el ángel Caliel. [2] Ambos se habían conocido por medio de una simple pero poderosa petición que el príncipe había hecho: un poco de ayuda para lograr aprender a ser un buen gobernante.  Apenas un día después de ese pedido, Caliel se presentó ante el príncipe, vestido de blanco pero con sus alas ocultas. Al verlo, Germán supo, de forma misteriosa, que tenía ante sí la respuesta a su pedido, por lo que quiso hablar a solas con el recién llegado.  Entonces, apenas la puerta se cerró, Caliel retiró de sus alas la capa de espejitos que las mantenía invisibles. El príncipe Germán quedó asombrado no sólo por la belleza de esas plumas que a pesar de ser blancas brillaban como plata, sino también por la mirada solemne y confiable del ánge

La palomita

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Foto de mi autoría La torcaza era testigo de la rutina diaria  de la mujer. Todos los días volaba hasta el limonero y veía a través de la ventana. La mujer aparecía en la sala-comedor y encendía el televisor para ver su programa de aeróbicos, los cuales realizaba al mismo tiempo que la entrenadora. Luego de una hora de gimnasia ininterrumpida, se dirigía hacia el baño. En ese ínterin la torcaza volaba dos jardines a la izquierda y se comía las semillas de sésamo que el niño tiraba por la ventana cuando su madre no lo veía, pues no le gustaban las galletas ligth, prefería un paquete de obleas de chocolate. La palomita regresaba al limonero y volvía a mirar por la ventana. La mujer preparaba su café al mismo tiempo que hablaba por teléfono. Cuando ella se sentaba a la mesa, la torcacita volaba un jardín a la derecha y bebía agua de la fuente que allí había. Cuando regresaba siempre encontraba a la mujer lavando su taza y yendo raudamente a lavarse los dientes. La palomita bostezaba

Iniciación

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Ayer, 21 de Septiembre fue Mi día del estudiante. Estaba con mi tutor recorriendo las calles en el patrullero cuando no llamaron de forma urgente: una financiera acababa de ser asaltada. ¡Tan temprano! Apenas 08:30hs (realmente el crimen no conoce de horarios ni descanso). De inmediato nos dirigimos hacia el lugar de los hechos, justo a tiempo para ver como los dos asaltantes salían disparados en una motocicleta. Sin siquiera respirar iniciamos una persecución que nos llevó hasta un barrio catalogado como peligroso . Los ladrones descendieron del vehículo y nosotros hicimos lo mismo. Apenas cerré la puerta del auto cuando una bala silbó junto a mi oreja. Enseguida se inició el tiroteo. Aún ahora no estoy seguro de cuanto duró esa lluvia de balas, pero se interrumpió cuando vimos caer a uno de los asaltantes. Por un terrible momento   creí haberlo matado, pero, afortunadamente, comenzó a moverse. El otro sospechoso optó por entregarse y se echó al suelo. En ese momento llegaron los re

La fuente

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Era un hermoso náufrago, rodeado de lentejas y repollitos de agua que lo envolvían tímidamente con un colchoncito esmeralda, así estaba el Nenúfar, con su base redondeada meciéndose suavemente por el vaivén que originaba la cascada al fundirse con el estanque, y su corona rosa rodeando su corazón de oro daba una nota de elegancia y color al pequeño hábitat de los diminutos casius dorados y rojizos, que nadaban indolentemente sin pausa ni prisa. Ese rincón y esa fuente de vida y serenidad eran lo que ella más amaba de toda su casa. Allí se sentaba durante horas, perdidas su mirada en el agua y su mente en los recuerdos. Porque había sido en ese lugar, tan sereno que había pasado los mejores y peores momentos de su vida.  Allí se había sentado a compartir un helado con él, a pocos días de conocerse. Allí había hablado de la forma más sincera posible, para que él se diera cuenta que ella no era una chica cualquiera. Allí recibió el beso, ese que no fue el primero pero que se vol

Paciencia

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Foto:  http://www.patagonia.com.ar El alba pura, limpia, se transforma lentamente en una acuarela cambiante de oro, rosa y fuego. Era un amanecer lento, casi parsimonioso. El tiempo parecía ralentizarse. Andrés esperaba, como todos los días, con la cámara fotográfica lista para retratar la imagen que mejor expresara la belleza  del amanecer patagónico. Cada madrugada, el despertador sonaba antes de que el sol saliera. Andrés tardaba apenas dos minutos en acomodarse en el techo de su casa, ubicada junto a un ruta, cerca de la ciudad, y enfocar su cámara fotográfica hacia el horizonte, hacia el sol naciente. Esperaba, ignorando el frío de esas horas que preceden al alba. El cielo cambiaba de azul profundo a un violeta calmo, con algunas estrellas plateadas y perezosas. Era un momento de paz absoluta, incluso la respiración se tornaba lenta, como si Andrés quisiera aspirar toda esa serenidad y guardarla en sus pulmones y su memoria.  Tenía los ojos cerrados y el alma despreocupada. Pe

Empatía

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“Sufrir no, mirar la vida de otra forma. Sentir tu dolor me ayudará a curarlo.” Eso fue lo que pensé aquel día. Y decidí adoptar esa filosofía de vida. Verán, yo siempre fui diferente a los demás, pero llegó el día en que mis particularidades me pusieron en un gran lío. Hasta ese momento sólo mi vestuario era diferente del resto ya que me gustaba tener siempre un toque de violeta, mi color favorito. De esa forma un pañuelito o un esmalte de uñas de ese color eran suficientes para lograr el efecto. Era casi imposible que las personas permanecieran indiferentes, de hecho a veces notaba expresiones de interés y me preguntaba qué sentían al conocerme, porque algunas se detenían a charlar conmigo, aunque más no sea para preguntarme la hora. Confesaré ahora que durante mucho tiempo sentí curiosidad por los sentimientos de la gente, especialmente por aquellos que parecían preocupados, o peor, abrumados por algún problema. Veía a esas personas tan aplastadas por sus propias emociones que yo

Plumas y letras

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Dos hojas de papel que caen lentamente se transforman en las huellas involuntarias del paso de un joven escritor, uno que tiene un extraño modo de dar a conocer sus creaciones, modo tan misterioso que ni él mismo sabe que existe ni cómo funciona. Pues, aunque escribe mucho, sólo algunos relatos deciden abandonarlo y salir al mundo. Únicamente aquellos escritos cuya creación le había dado grandes dolores de cabeza pero que al mismo tiempo le hacían sentirse pagado de sí mismo, se copiaban automáticamente en una hoja en blanco y se deslizaban hacia el suelo, como huellas de tinta y papel. Y eso no era el fin del proceso. Cuando caían eran recogidos por dos cotorritas de color verde que siempre seguían al joven escritor. Ellas se ocupaban de repartir las copias por toda la ciudad por donde pasara el muchacho, contando con la ayuda invisible pero inestimable del viento, que las empujaba suavemente, al mismo tiempo que memorizaba las mejores frases y las murmuraba a los paseantes que se

Quiebres

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Cálidos, reconfortantes. Así sentían todos los últimos rayos de sol esa tarde. Todos excepto la detective Luna Guerrero, quien sólo sentía el frío de la misión que tenía por delante. En el bolsillo de su abrigo estaba la evidencia que probaba que el sospechoso era realmente el culpable. El arma utilizada, aún con las huellas del asesino y la sangre de la víctima, todo estaba listo para condenar al asesino a una larga estadía en prisión. Pero el alma de Luna era carcomida por la duda. Debía cumplir su deber de detective pero al mismo tiempo sabía que el asesino había perdido el control de su carácter por un segundo y había matado a la otra persona, luego de una discusión tonta. Además el asesino era su amigo y principal proveedor de trabajo, el comisario Ángel Ademius. Todo por un partido de futbol y un momento de estupidez. Tonto, pensó Luna, realmente fue muy tonto de parte de Ángel aceptar ir a ver el partido de fútbol, sabiendo que podía encontrarse con Ricardo, un policía de otro

Cita a ciegas

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La cita se concretó por internet, como era tan común ahora. Ambos se habían conocido de forma virtual, por una red social, ya que eran seguidores de la misma banda de música. Luego de varias charlas vía chat, acordaron un día y horario para conocerse personalmente. Pero todo salió mal… Apenas se vieron en la cafetería se reconocieron, no sólo por las fotografías compartidas sino también por el brillo que cada uno vio en los ojos del otro. Fue un momento de sueño fugaz. Luego de presentarse y pedir el inevitable café, hablaron largo rato sobre la música. Él tocaba la guitarra eléctrica y ella el piano. De inmediato surgió la idea de crear una melodía juntos. A medida que avanzaba la charla fueron descubriendo fascinantes gustos y características comunes, al tiempo que también iban notando profundas pero salvables diferencias. El reloj corría por momentos y se detenía otros, hasta que finalmente se hizo notar, oscureciendo el cielo y recordándole a ella que ya era momento de regresar a s

Empleos

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Ella sintió un nuevo escalofrío, un débil temblor que le recorrió el cuerpo. Ya llevaba quince minutos esperándolo. ¿Porqué siempre llegaba tarde? Tendría que recordarle la importancia de su trabajo. Ahí venía, apurado como siempre. -Perdón por la demora, me quedé dormido. Además el ascensor no anda, y solo a vos se te ocurre hacer un intercambio así en la terraza de un edificio de diez pisos. Uff… estoy que no doy más, y apenas está amaneciendo… no ni eso, está oscuro todavía. -Si hubieras salido temprano subías esas escaleras sin correr.-dijo ella con ligera impaciencia y agregó resuelta- Ahora, ¿trajiste mi paga? -Sí, claro, pero primero el manuscrito. Ella sacó un sobre de papel madera de su bolso y se lo entregó, sin quitarle los ojos de encima y sin pestañear. Las manos de él temblaban un poco cuando recogió el sobre incluso mientras le pasaba un maletín negro a ella. Seguir Leyendo... -Gracias-dijo luego-. Avisale al señor Smith que su relato va a salir publicado en el próximo n

Ciencia misteriosa

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En el baúl del auto del señor Pérez se escondía un secreto, uno que podía granjearle la admiración del mundo, o, si algo salía mal, el mayor desprecio. Pero él estaba totalmente seguro que nada podía salir mal, así que cerró bien el baúl y entró al estudio de televisión. -¡Buenas noches, señoras y señores! , dijo el presentador, Es un gran placer para nuestro programa recibir a un gran científico, una verdadera autoridad en el campo de la investigación genética. ¡Ahora aquí, en Ciencia misteriosa el director del Instituto de Genética, el señor Adrian Pérez! Los espectadores entusiastas que estaban presenciando el programa en vivo desde las tribunas aplaudieron con verdadero fervor. El señor Pérez entró en escena con su mejor atuendo de científico y una expresión de triunfo en el rostro. -Buenas noches-dijo el presentador-. Tengo entendido que viene a contarnos los últimos avances de su investigación. -Sí, respondió el científico, vengo a mostrar al mundo mis avances en el conocimiento

Tropiezo mortal

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-Las huellas del crimen están algo difusas pero aún así no hay duda de que esto fue… -Un accidente, nada más. Luna Guerrero, detective de alma y profesión, se volvió hacia su amigo y asistente Matt Withman, tomó aire y le preguntó con suavidad: -¿Cómo? ¿Qué fue lo que dijiste? Matt frunció el entrecejo. -Sabés que no me gusta que me hables como a un nenito, no olvides que tengo casi tu misma edad… y no sos precisamente una adolescente. -Es verdad, ese rango te corresponde a vos, yo tengo veintiséis años, tres más que vos, pero tus pensamientos siempre fueron… muy estrechos, no te detenés a observar más allá de lo evidente. Te falta poder de observación. -En este caso no hace falta poder de observación, es obvio lo que pasó: el tipo salió de su casa, se pegó una patinada con un charco de agua, se rompió la cabeza y se mató. -Mmmm… me impacta lo sutil y profesional de tu narración. Realmente no te imagino transmitiendo esta noticia a la familia de ese pobre hombre. Te falta tacto, deli

La lista

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Una vez un maestro de literatura pidió a sus alumnos que escribieran sobre las cosas que consideraban buenas en la vida. Uno de ellos no lograba encontrar nada para escribir. Finalmente tuvo una idea: saldría a caminar y prestaría atención a los comentarios y actitudes de las personas, para al menos tener una idea. Así, empleó el resto de la semana en su observación y la siguiente clase entregó a su profesor la siguiente lista. Es bueno… … despertar temprano por culpa del despertador y darse cuenta de que es domingo y se puede seguir durmiendo. … quedarse “enganchado” con una película ya empezada pero que logra atraparnos hasta su mismísimo final. … salir a realizar trámites y no resistir el impulso de hacer una pausa y tomarse un café con leche y medialunas. … romper la eternidad del domingo llamando a una amiga para reunirse a charlar. … perderse de dormir la siesta por quedarse leyendo un libro. … sentarse en una plaza y mirar todo lo que ocurre. … sacar fotografía