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Mostrando entradas de 2009

El misterio de la Navidad

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Una vez más una cafetería era el escenario de mi encuentro con Valinor. Era veinticuatro de Diciembre, cercano a una fecha de la cual había oído hablar mucho pero que en realidad no tenía idea de qué se trataba: la Navidad. Ese día iba caminando con mucho cuidado, porque las personas parecían aún más apuradas de lo normal, si eso es posible y trataba de no chocar a nadie. Ya había logrado esquivar a cinco personas cuando me distraje con un vestido que me llamó desde una vidriera. Entonces choqué contra algo y caí hacia atrás… O lo habría hecho si una mano no me sujetaba justo a tiempo. Una vez que me amigué otra vez con el equilibrio miré a ver con quien tenía que disculparme, y luego agradecerle que no dejara que me estampe contra el suelo. Mi sorpresa fue tan grande como mi alegría al ver que se trataba de Valinor. Por fortuna logré cerrar la boca antes de que el notara mi embobamiento. -Hola, Vaeneria.-saludó- ¿Haciendo compras navideñas a último momento como todos? -No… Sim

Ausencia

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Desde el mar profundo de la inconsciencia su mente trataba de emerger. Pero parecía un esfuerzo inútil. Su voluntad era prácticamente nula. Únicamente comía porque el cuerpo se lo pedía. En realidad hacía todo lo necesario para mantenerse físicamente vivo, únicamente porque debía hacerlo, por lo cual todos sus movimientos eran automáticos y programados, sin alterar jamás el orden, como si fuera un reloj. Mientras, él permanecía ajeno a todo y a todos, incluso a sí mismo. Sólo sabía su nombre, Emilio, pero apenas lo reconocía como suyo. Todo era bruma y dolor. Todo. Todo había comenzado hace ya dos años, al menos la fecha que guardaba en su memoria marcaba que ya había pasado ese tiempo, aunque él no lo había notado. Él sólo veía imágenes en su ahogada mente, nada más cabía en ella. Dejó que los sucesos de esa noche desfilaran en su mente, tan reales y ordenadas como sus actividades automáticas. Seguir Leyendo... Él regresaba a su casa luego de realizar unos trámites, poco antes del

Amor inmortal

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Este relato nació de un "Reto a los lectores" creado por el blog Templo del Ocaso. Gracias a las escribanas del templo por fomentar la creación literaria. Ambos se miraban fijamente en medio del huerto de zanahorias. Ninguno decía nada, sólo se limitaban a recordarse mutuamente. Él veía ante sus ojos el primer día que la conoció, cuando la vio pasar por la vereda mientras estaba limpiando la piscina. Fue un segundo de distracción de su tarea lo que le hizo descubrirla. Era pelirroja, no muy alta y caminaba rápida pero elegantemente. Incluso él juraba que no había escuchado ni uno de sus pasos a pesar de estar sólo a unos metros. Lo cautivó de inmediato y él sonrió embobado mirando cómo se alejaba. Pero antes de desaparecer ella se dio vuelta y le sonrió ampliamente. Desde ese momento él decidió que la encontraría y estaría con ella para siempre. Ella, por su parte, sólo recordaba una escena ocurrida después de un par de veces en que él la invitó a salir sin éxito. Al f

Historia de una mariposa

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Yo sé que todos se quedan mirándome cuando revoloteo cerca de ellos. Dicen de inmediato que soy hermosa. Me da gracia que digan eso. Es evidente que desconocen u olvidan mi pasado. Olvidaron que yo tenía otra forma, otro aspecto. Olvidaron que antes solamente las aves se me acercaban, pero únicamente para comerme, que yo era gorda y arrugada, prácticamente aborrecible, con mi cuerpo peludo y rastrero, echo para trasladarme nada más. Durante esa época sólo me importaba comer, que no necesitaba nada más porque sólo tenía un objetivo en la vida. Y persiguiendo ese objetivo pasé aproximadamente un año. Durante ese tiempo sólo viajé y comí. En esos viajes vi muchas actitudes humanas, pero siempre me sorprendí del trato diferenciado que le dan a las orugas y a las mariposas. Desprecian a las primeras y adoran las segundas. Poco después vi que hacían lo mismo con su propia especie y me pregunté cual sería el sentimiento de las personas tratadas como orugas. Debo admitir que me dejó una espin

Profesionales de la incultura

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---Diario El pergamino perdido--- Sección Opinión ---Pag. 6 No todos los que llevan espuelas tienen caballos. Un título poco usual para un artículo poco usual. Pero creo que difícilmente encuentre palabras más apropiadas para hablar de aquellos que se jactan de ser nuevos profesionales y ya tener un éxito tan grande como su ego, aún cuando luego se descubre que a veces ni siquiera tienen título universitario o estudios reales hechos. Sé que muchos pensarán en casos como los que salen en la televisión, de médicos que ejercían e incluso operaban y después se descubría que eran impostores (truchos se dice comúnmente), pero ésta vez no quiero caer en el sensacionalismo, esta vez quiero hablar de casos referidos al ambiente de la cultura… que a veces cae en la incultura. Voy a referirme a los escritores, mejor dicho, los que se autoproclaman escritores. Sé que esto sonará chocante y muchos dejaran de leer éste artículo de inmediato, pero debo decir esto, no por mí sino por tantos escritores

Receta para un cuento

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(fotografía de mi autoría) Ingredientes: ü 1 Idea principal, preferentemente con sabor a insistencia. ü 1 Lápiz que pueda rendir al menos 7 cuentos. ü 1 block de hojas que soporte tachones y arranque de pedazos. ü 1 paquete de 5kg de ideas secundarias. ü 10kg de palabras sueltas. ü 10 nombres. ü 1 personaje principal, con sabor a libertad y esencia de espejo. ü 1 bidón de 10lt de paciencia. (ver siempre fecha de vencimiento). También se puede colocar en una botella para consumo personal. No tiene contraindicaciones. ü 1 paisaje. ü Nota: Las cantidades usadas varían según quien lo prepare, por lo que algunos ingredientes no utilizados pueden guardarse para futuras preparaciones. Preparación: Seguir Leyendo... 1) Colocar el block de hojas y vencer la primera impresión de temor que produce. Esta operación puede tardar algunos minutos, por lo que se recomienda beber un sorbo de paciencia antes de empezar a trab ajar. 2) Escribir con el lápiz la idea principal y dejarl

Miedo

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Este relato recibió una mención especial en el "1er Concurso de Relatos" organizado por el blog "El Templo del Ocaso.".Gracias al jurado por esa distinción. Él se deslizaba sin ruido alguno, como era su costumbre. Iba feliz porque esa noche era la más esperada de todo el año. Muchos caían bajo su hechizo, bajo su dominio, aunque otros trataban de enfrentarlo. Pero lo que nadie podía era permanecer ajeno a él, ni esa noche ni ninguna otra. Porque él era el Miedo, el más terrible y paralizante de todos los sentimientos oscuros. Gracias a él muchas personas evitaban salir por la noche o se aterraban al ver una simple arañita. Su poder paralizante era envidiable. Con solo posar su mano helada en el rostro de su víctima, ésta se estremecía y el frío se extendía en todo su cuerpo, junto con la sensación de que algo terrible estaba a punto de ocurrirle. Cuando él reía todo a su alrededor se volvía oscuro, claustrofóbico, aumentando su omnipresencia y su influencia en sus a

Presión y prisión

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Yo quería transgredir, sentirme libre y auténtico. Pero no me lo permiten ni mis familiares ni mi entorno. Mejor comento la situación para que me comprendan. Soy un estudiante de medicina, pero mi problema es que no tengo vocación de médico sino de pintor. Pueden imaginarse el drama que se presentó en mi casa la primera y última vez que le planteé a mis padres la posibilidad de estudiar pintura en lugar de seguir alguna carrera “tradicional” como medicina o abogacía. Basta decir que nunca había notado la estridencia de la voz de mi madre ni lo asesino de la mirada de mi padre. Supongo que ya se imaginarán el resto. Fue muy desagradable. Lo suficiente como para que yo no volviera ni a sugerir convertirme en pintor. En lugar de eso me aboqué al estudio de la medicina, una carrera bien tradicional e inofensiva, a la que me dediqué con esfuerzo resignado y total. Al menos ahora no iba a tener conflicto con nadie. O eso creí. Seguir Leyendo... Todo el proceso que cambió mi vida se originó e

Memoria

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La memoria es la médula de la vida para muchos, pero algunos creen que la memoria sólo sirve si hay quien pueda registrarla, en papel o imagen, incluso en palabras. Como periodista me han formado en la idea de que memoria debe mantenerse viva, especialmente de los hechos dolorosos, para evitar, en lo posible, repetir errores. Personalmente, creo que, más importante que evitar dolores, la memoria servía para registrar los momentos felices de la vida. Soy un convencido de que esas remembranzas permitían revivir e incluso prolongar esos instantes de felicidad, porque la felicidad es tan breve que uno busca dilatarla por todos los medios posibles. Volviendo al tema de la memoria, me gustaría mostrar un fragmento de una entrevista que le hice a un hombre muy famoso que comenzó a sufrir de Alzheimer, la enfermedad en la cual se va perdiendo la memoria progresivamente. Fue, creo yo, reportaje más extraño y agotador de mi breve carrera periodística. Aquí está: Seguir Leyendo... “P.: -¿Ha cambi

500 Metros

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Aunque la distancia era mucha, él sentía que podía vencerla, incluso hacerla desaparecer. Sabía que sólo tenía que extender sus alas y volar como el viento. Pero tenía un problema, algunas de sus plumas estaban recubiertas de un metal que por momentos se fortalecía y otros se debilitaba, dependiendo del ambiente. Pero a él no lo asustaba ese metal extraño, se sabía lo suficientemente fuerte como para levantar vuelo dejando en el camino los obstáculos. Porque la distancia eran 500 metros, sus alas eran sus pies y el metal eran las voces que le decían que no podía correr, que era muy viejo, que iba a avergonzar a su familia, que era una estupidez participar en esa maratón. Sin embargo, lo único que a él le importaba era vencer esa distancia desafiante. Era demasiado importante para dejarse vencer por algo tan tonto como un trozo de metal. Seguir Leyendo... De hecho, tal vez a causa de ese peso fue que hizo lo que hizo. Y lo que hizo aquel día definió el resultado de la competencia. Ya ha

Cuerpo blanco, sangre azul.

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Es mi turno de hablar. Sí, soy yo, la hoja en blanco. Ya es hora de que alguien más sea la primera en hablar, no solo tú. ¿Acaso crees que por ser la aclamada, la infaltable e invencible palabra no hay alguien más poderosa que tú? ¿Por qué te sorprendes? ¿Crees que no lo sé? ¿Qué,  tienes miedo de alguien más? ¿Crees que no sé… que te causo terror? Sé bien que te aterro, que no soportas mirarme por mucho tiempo, que te espantas y me apartas porque te paralizo. Sí, te quedas inmóvil, porque no sabes cómo empezar a quebrar mi pureza, no sabes cómo empezar a manchar con tu sangre mi piel blanca e inmaculada. Varias veces intentas atacarme pero te asustas y huyes. ¿Cómo dices? ¿Qué sin tí yo no tendría razón para existir? Tal vez, pero admite de una vez que si no me tuvieras para derramar tu tinta de vida sobre mi cuerpo, miles de palabras quedarían sin salir a la luz, quedarían encerradas en el pensamiento, muertas, y posiblemente serían olvidadas. ¿No entiendes que si yo no pusiera

Últimas palabras...

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Marzo 2009 “Me siento mal, muy mal. A veces siento que es mucho el peso que cargo, un peso que el mundo ha puesto en mis hombros. No, no fue el mundo… fui yo quien eligió esto. Y me está destruyendo… Mi problema es mi profesión, mejor dicho mi pasión, mi vida. Soy escritor y mi aire son las palabras y lo que ellas significan. Porque yo he hecho que cambien su significado, ahora solo quieren decir lo que lo elijo. Les he dado ese don, esa maldición. No son lo mismo para mí que para los demás. Para ellos son sólo elementos para comunicar sucesos más menos importantes, para mí son aire, escudo y espada. Pero ésta distinción hace que no pueda entenderme con los demás. Cuando trato de hablar con alguien, frecuentemente me expreso como si estuviera escribiendo y la persona me observa como si yo hablara un lengua diferente. No nos comprendemos... Hasta que me pregunta de qué trabajo que parezco medio artista o algo así. Entonces les digo que soy escritor. Y enseguida me miran como si dijeran

Identidades

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El café exhalaba vapores perezosamente, formando figuras difusas. Había pasado sólo una semana cuando volví a encontrarme con Valinor. Ocurrió esta tarde. En pleno centro. en una calle atestada de personas apuradas, el destino volvió a cruzar nuestros caminos y nuestras miradas, que adquirieron un brillo intenso al reconocernos. Nuevamente fuimos a tomar un café. Luego de un corta charla intrascendente, le dije: -El otro día me quedó algo para preguntarte, pero no me animo, tal vez te ofendas. -Vamos, Vaeneria. No creo que sea tan grave. Adelante. -Gracias. Bueno, ¿Valinor es tu nombre real o un seudónimo? Él se quedó un tanto desconcertado y yo estaba segura de haber metido la pata. Sin duda debió notarlo, porque sonrió para tranquilizarme. Seguir Leyendo... -No te preocupes, no me ofendiste. Me resultó extraña tu pregunta, nada más. La respuesta es… ambos. Es tanto mi nombre real como mi seudónimo. Me explico. El nombre que figura en mi documento es Juan Roble, pero no es realmente e