Verdades





"Yo siempre fui una persona muy sincera. Siempre dije la verdad. Siempre.

En un principio creí que era así gracias a mi educación, pero a medida que fui creciendo me dí cuenta que me era muy difícil mentir. Y ahí empezaron mis problemas.

Recuerdo perfectamente el primer problema que me trajo mi extraña sinceridad. Fue para un examen en la escuela. Aunque les había dicho a mis padres sobre ese examen ellos nunca me preguntaron si estudiaba, y yo no estudiaba, admito que era muy perezoso. Cuando llegó el momento del examen y la profesora me hizo una pregunta le respondí: “No sé”

-¿Cómo no sabe?-me preguntó ella super sorprendida.

-No sé, no estudie nada para hoy, me quedé mirando la tele y jugando en la compu.

Bien, eso fue el pasaporte para reprobar esa materia y realizar un nuevo y muy estudiado examen. (Que, afortunadamente, aprobé)

Más tarde supe que realmente no podía mentir, por mucho que lo quisiera o lo intentara. En una ocasión, en la secundaria, una chica me invitó a salir, pero yo le dije que no… Bueno en realidad le dije: “No, gracias, no me caés nada bien, pienso que sos una hueca y no me gusta tu color de ojos.” (Ejem, sinceridad brutal) Ahora que lo pienso realmente me gané esa bofetada que me dio después.

En otra oportunidad fui a una entrevista de trabajo, y cuando me preguntaron si sabía inglés dije: “No, nunca quise aprender, porque pienso que es fomentar la ocupación de nuestro país, copiando no sólo las costumbres y las fiestas que nada tiene que ver con nosotros-ni siquiera la época del año en que se festejan-sino también el idioma, como dejando a un lado nuestra propia identidad.”

Adiós a la posibilidad de trabajar en una empresa de origen estadounidense.

Como se ve, para muestra basta un botón. Yo no puedo mentir.


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Varias veces intenté mentir, o al menos mantener la boca cerrada, pero se me hacía realmente insoportable. Pienso que debe ser algo físico, tal vez me falta esa función orgánica, química o lo que sea que posibilita mentir. No lo sé, realmente no sé porqué me tocó ser así.

Reflexionando un poco creo que muchos me considerarían el hombre con más suerte del mundo, y es posible que en cierto modo lo sea, pero no estoy seguro, ya que mi forzada sinceridad me ha dado muchos problemas y dolores. Es muy triste ver que ninguna mujer acepta una cita cuando uno le dice la verdad sobre su apariencia o forma de ser. Tampoco se consiguen muchos amigos, sólo uno y por fortuna es muy paciente con mi “particularidad”. Uno de mis antiguos amigos se enojó mucho conmigo cuando le dije que su novia lo engañaba y terminó rotundamente con nuestra amistad (pese a que, tiempo después, lo encontré y se disculpó diciendo que había visto que su novia, efectivamente, lo engañaba, pero se lo notaba tan avergonzado que no hizo comentarios de tomar un café o algo similar, sólo siguió caminando).

Seré honesto (puesto que no puedo evitarlo): las personas no están listas para conocer a alguien que siempre dice la verdad. Debe ser que es más fácil, cómodo y feliz vivir sin saber siempre si las cosas son ciertas o no, tal vez es mejor morir por mantener una mentira que por defender una verdad. Ser un hombre que no puede mentir es bueno, pero también es muy solitario y a veces decepcionante, cuando se ve que todo el tiempo se dicen mentiras de todo tipo y son tomadas como algo normal, incluso aprobando las llamadas “mentiras piadosas” que no son otra cosa más que endulzar y minimizar la farsa para que todos crean que uno mintió porque era necesario, porque era lo mejor para tal o cual persona, como si la mejor forma de evitar el sufrimiento, tanto de uno como de otros, fuera inventar excusas, historias o farsas de cualquier tipo, y parece que cualquier recurso es bueno, menos decir la verdad. Muchas veces nos han enseñado que está bien decir la verdad, pero que a veces no se debe decir toda porque los demás pueden enojarse. Está visto que la mejor forma de vivir es decir a los otros sólo lo que quieren oír, aunque no sea verdad, como ocurre la mayoría de los casos.

La mentira es un círculo de dolor, porque uno siempre sabrá que no fue sincero y que si lo hubiera sido quizás muchas cosas sería diferentes, para bien o mal. La mentira, de una forma u otra, mata, siempre mata.

La mentira a veces unifica, la verdad casi siempre aísla. Pero yo, que sé que nunca voy a poder mentir, digo que es mejor tener menos amigos pero que estén dispuestos a aceptar la verdad, por dura que sea, que tener mil amigos que sólo nos sonríen cuando les decimos verdades a medias, o mejor aún, cuando simplemente mentimos.

Yo soy un hombre de verdades, siempre digo la verdad pero eso jamás va a significar que yo tenga la verdad absoluta, siempre recuerdo que hay muchos otros que también tienen sus verdades aunque no puedan o no sepan expresarlas con tanta sinceridad como yo me veo obligado a hacerlo.

Cada uno de nosotros tiene su propia verdad, lo que cree y siente que es cierto. Y yo aplaudo que la defiendan.

Porque a veces incluso la verdad necesita que se le recuerde que existe y que tiene el poder de sanar, herir e incluso… liberar.

La verdad es mi don y mi maldición, pero siempre será parte de mí. Siempre."

FIN






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Comentarios

LAO ha dicho que…
Vaeneria no cambies, aunque creo que no vas a poder. Me identifico, nunca
pude ni supe mentir. Gracias a eso, entre otras cosas...mis hijos me creen todo lo que les dijo...Mirás que ya tienen ente 18 y 36 años. También mi nieto y los chiquitos me creen lo que les digo, perciben la verdad en mis ojos. Muy importante tu relato. Un beso.
Vaeneria ha dicho que…
Lao, me alegra que te gustara mi relato y que te identificaras con el personaje, ya que es muy particular. Ya me gustaría a mí ser tan sincera como él, pero a veces no puedo evitar caer en la terrible mentira, aunque por fortuna en las cosas importantes soy muy sincera.
Una verdad que jamás negaría: sin mis lectores yo no estaría aquí. Mis relatos son por y para ellos.
Gracias!!
Saludos :)
Caro ha dicho que…
Dice alguien por ahí que "una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida".
Yo creo que, aunque a veces duela, siempre hay que decir la verdad.
Me encantó este relato amiga, como todos los que escribís.
Y el nuevo aspecto del Blog me gustó, tiene un aire más juvenil :)
Un besote y nos vemos unos de estos días, con mates de por medio :)

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