Amor inmortal




Este relato nació de un "Reto a los lectores" creado por el blog Templo del Ocaso. Gracias a las escribanas del templo por fomentar la creación literaria.

Ambos se miraban fijamente en medio del huerto de zanahorias. Ninguno decía nada, sólo se limitaban a recordarse mutuamente.

Él veía ante sus ojos el primer día que la conoció, cuando la vio pasar por la vereda mientras estaba limpiando la piscina. Fue un segundo de distracción de su tarea lo que le hizo descubrirla. Era pelirroja, no muy alta y caminaba rápida pero elegantemente. Incluso él juraba que no había escuchado ni uno de sus pasos a pesar de estar sólo a unos metros. Lo cautivó de inmediato y él sonrió embobado mirando cómo se alejaba. Pero antes de desaparecer ella se dio vuelta y le sonrió ampliamente. Desde ese momento él decidió que la encontraría y estaría con ella para siempre.

Ella, por su parte, sólo recordaba una escena ocurrida después de un par de veces en que él la invitó a salir sin éxito. Al final la tercera fue la vencida y vaya si valió la pena. Fueron al cine a ver “Crepúsculo”. Ambos quedaron fascinados. Al salir de la sala ella le preguntó: “¿Crees que un amor sea tan fuerte como para durar realmente toda la eternidad?”. Él la miró fijamente, como dudando qué o cuanto responder. Entonces, de repente, la tomó entre sus brazos y la besó con una pasión que llevaba el sello de ser un amor eterno. La única conexión con la realidad en ese momento fue el sonido repetitivo y perezoso de la máquina de palomitas.

Esa misma noche el destino cambió para siempre sus vidas.



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Cuando estaban llegando a casa de ella, se detuvieron y ella le pidió que no la acompañara hasta la puerta porque su familia tenía ideas extrañas y no querían que llegara acompañada de ningún hombre que no vaya a convertirse en su marido. Él se sorprendió muchísimo pero aceptó la condición. Se despidieron con un beso que contenía todo los que sentían y no sabían cómo decirse. Luego se separaron. Él permaneció unos momentos mirando mientras ella se alejaba.

Apenas había llegado a la esquina, dejando que sus pies se movieran solos porque su mente estaba junto a ella aún, cuando un grito agudo desgarró el aire y su fantasía. Si dudarlo salió disparado hacia la casa de ella. Entonces su corazón se congeló de espanto.

Alguien se alejaba corriendo como una sombra de terror, pero él solo se fijó en la persona que yacía a pocos metros de la puerta principal.

Era ella, totalmente inmóvil, con una mancha color rubí que se extendía desde su garganta y se mezclaba con el color de sus cabellos. Él se inclinó y la tomó suavemente. Ella abrió los ojos débilmente, mirándolo con tanta intensidad que él sintió que sus propios ojos ardían. Entonces se dio cuenta que el ardor estaba en su piel, a causa de las lágrimas que le abrasaban. Ella esbozó una sonrisa y en un último esfuerzo aferró la mano de él y le trasmitió un pensamiento: “Nuestro amor… es… eterno.” Luego su cuerpo se aflojó, vencido por la irremediable hoz de la parca.

Él abandonó sus estúpidos intentos de ser fuerte, de ser hombre y no llorar. El dolor lo atravesó como una espada y su corazón se rompió en miles de fragmentos de amor malherido.

La familia de ella salió al instante y lo apartaron de un empujón, gritando palabras de ira y de dolor. Pero el no sintió que lo tocaban, ni que lo insultaban y lo culpaban. No sintió nada. Absolutamente nada. Automáticamente se puso de pie y comenzó a caminar sin rumbo por la vereda, alejándose del sitio donde la muerte bailaba su danza triunfal.

No supo cuanto tiempo continuó su marcha ausente de sí mismo. Sólo volvió vagamente a la realidad cuando la luz del sol le acarició el rostro y una voz le preguntó si sabía sobre lo ocurrido la noche anterior, habían matado a una chica para robarle. Pero él apenas si escuchaba. Hizo un movimiento indefinido con la cabeza y continuó su marcha hasta llegar a su casa. Allí soportó una nueva oleada de interrogatorios de parte de su familia y luego de la policía.

Finalmente quedó libre de sospechas y catalogado como “el novio de la joven asesinada.”

Él continuó con su vida normal, pero sólo porque su cuerpo se movía de forma automática luego de años de rutinas inalterables. Estudiaba, leía, comía, miraba televisión, pero sólo por inercia, porque su mente jamás estaba en la actividad que hacía. Había quedado lejos, atrapada en esa noche fatal. No podía ver nada más que las imágenes de la muerte de ella. Nada.

Tres meses después, una noche ella le habló mediante un sueño. Lo citó para reunirse en un huerto de zanahorias que había en las afueras de la ciudad. Él despertó bruscamente y sin pensar en nada salió a buscar su bicicleta.

Ella estaba allí, en medio del huerto, tan hermosa y feliz como él la recordaba, exactamente como se veía luego del beso en el cine. La única diferencia era que ahora llevaba un pañuelo de seda color rojo en el cuello. Él se acercó con una sonrisa ilusionada en el rostro. Iba a besarla cuando ella levantó la mano.

-No puedes besarme. Recuerda que estoy muerta. Tú estás vivo… o al menos en sentido biológico.

La voz de ella era tan dulce como él la recordaba aunque sonaba lejana. No se sintió asustado.

-Estoy vivo. Pero no me importa en realidad, quisiera estar muerto para estar contigo.

-No necesitas tener tres metros de tierra encima para estar muerto.-respondió ella con tranquilidad- Tú eres una prueba de ello. Llevas tres meses viviendo como un verdadero zombie, sin importarte nada ni nadie. Sencillamente has olvidado participar en tu propia vida.

Él permaneció en silencio, casi avergonzado.

-Yo sólo quiero estar contigo.

-El hecho que este muerta no significa que quiera a otro zombie de compañía. No quiero que te mueras conmigo, quiero que vivas tu vida, que atesores cada momento, como lo hice yo con nuestra cita y con ese beso inmortal. Quiero que te sientas tan feliz todos los días como yo me sentí esa noche. Quiero que vivas cada día sin arrepentirte y sin sentir dolor por mí. ¿Harías eso?

Él no sabía qué decir. Finalmente tomó aire y con voz decidida dijo:

-Sí. Perdón por haber actuado como un zombie. Fui un tonto, perdiendo tiempo en angustias en lugar de agradecer lo feliz que fui contigo. ¿Me perdonas?

-¿Te perdonas a ti mismo?

-Sí, me perdono y prometo no volver a soltar las riendas de mi propia vida.

-Me parece muy bien.

Él, en franca ilusión le tendió la mano y ella apoyó la suya, fría e incorpórea en contraste con la piel tibia y viva de él.

Se miraron un momento.

-Te amo.

-Te amo.

Ella apoyó sus labios glaciales y dulces sobre los de él…

… y cuando él abrió los ojos se encontró en su habitación, en su cama. Permaneció unos instantes confuso y luego volvió a cerrar los ojos.

Quería seguir sintiendo esa dulzura helada un momento más.

Un momento más de amor inmortal.

FIN





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Comentarios

LAO ha dicho que…
Es muy lindo tu relato!!!
X Miranda ha dicho que…
que lindo relato!!

me ha encantado :) De verdad

y eso que es la primera vez que paso por aqui!!

Queria invitarte tambien a un concurso, te dejo el link:

http://elycervantes.blogspot.com/2009/12/concurso-navidad-especial.html

Un besote

Ely Cervantes
♪Mariana *-° ha dicho que…
....me hisiste llorar T^T
soy sensible, pero de verdad describiste la muerte con sentimiento,
eso de "nuestro amor.. es eterno" me toco el corazon, me dio tanta tristeza que justo la dejo y se murio... escribes con un detalle que.. wooww.

pero, lo siento, no me gusto nada el final...
desde "Iba a besarla cuando ella levantó la mano" hasta "Él, en franca ilusión le tendió la mano y ella apoyó la suya, fría e incorpórea en contraste con la piel tibia y viva de él." lo que esta en medio no me gusto, es decir los dialogos.. los siento muy largos, carentes de emocion y irreflexivos..me gustarian si entre dialogo y dialogo le pusieras lo que pusiste en el principio, mas emocion, alivio..
pero si me gusto lo de "¿te perdonas a ti mismo?" :D eso me gusto o sip ^^

esa es mi opinion, adoro como escribes, por eso se que puede ser mucho mas que eso ..♥

creo que es una critica constructiva, me da un poco de cosa darlas porque creo que se enojan conmigo, pero a mi me gustaria que me las dieran tambien, porque hay que mejorar...

Besos*
Vaeneria ha dicho que…
Lao, me alegra que te haya gustado.
Gracias por pasar. Saludos :)
Vaeneria ha dicho que…
Ely, que bueno que tu primer paseo por el blog haya sido de tu agrado. Gracias por comentar y por la invitación al concurso.
Me voy a dar una vuelta por tu blog.
Saludos :)
Vaeneria ha dicho que…
Mariana, gracias por tu comentario. Lo voy a tener muy en cuenta.
No lamento haberte hecho llorar porque significa que realmente sentiste lo que leías. Eso es invaluable porque muchas veces sentimos pero olvidamos expresarlo como nos gustaría.
A mí también me pareció que el final estaba como muy insulso, prometo sentir un poco más y dejar de lado la tiranía del reloj (iba a contrareloj para este relato porque era una especie de concurso).
Sentir más lo que se escribe. Eso debo mejorar. Gracias por tu aporte, Mariana.

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